Esto si es ridículo, la ley de las buenas costumbres, el comité de retrasados mentales, Guanajuato y cómo ya se ha hecho costumbre sus representantes panistas han aprobado una ley para prohibir, sí esta es la palabra prohibir a las parejas besarse en la vía pública, ya no se sabe si sufrir un ataque de risa o de pánico ante tales ideotas de nuestros gobernantes.
El señor nada respetable y ultra conservador Alcalde Eduardo Romero Hicks del municipio de Guanajuato ha dicho que no serán permitidos los agarrones olímpicos en la vía pública, Señor Alcalde, permítame informarle que en nuestro código penal ya existe una ley De las faltas contra la moral y las buenas costumbres el Artículo 361. Aunque debo de reconocer que dicha ley no estipula los agarrones olímpicos ni los besos ya sean chiquitos, grandotes, de piquito, esquimales o de lenguita, así que tal vez sea yo la que ha entendido mal su propuesta y deba agradecerle dicha especificación.
Por otro lado es una lástima que en una ciudad tan hermosa como lo es Guanajuato, la que por cierto cuenta con un callejón dedicado al beso, le quiera ser negado el placer de recibir a cientos si no es que miles de visitantes diarios que llegan a tan mágico lugar para expresar su afecto haciendo contacto con sus labios húmedos eso sí, conforme el callejón se va haciendo más estrecho.
Ahora reflexiono, que pensaría este señor si llega a visitar Guadalajara en el marco de su aniversario, cuando en honor a la fecha en la plaza principal se organiza un besatón (maratón de besos) y peor aún que el cronometro inicia su marcha cuando el gobernador junto con su esposa se dan un agarrón olímpico. ¿Será que al ver que le dedicamos un día enterito al beso nos considere parte del crimen organizado, somos los tapatíos entonces un cártel del ósculo, del quico, o del picorete; iremos todos a parar a las cárceles de máxima seguridad por faltar a la decencia?
Creo que si este señor estuviera aquí o yo en Guanajuato ya me vería purgando cadena perpetua por todas y cada una de las veces en que ese arrebatado deseo surgido desde el plexo solar y que te recorre cada poro de tu piel hasta desembocar en ese choque casi involuntario de lenguas, labios, dientes y litros de fluidos llega a mi y cuyos testigos a veces silenciosos como los templos, parques, el perrito que mueve la cola, la cabina telefónica o el sol que prolonga nuestras sombras, o parlanchines que nos dan porras o nos invitan al motel, por suerte para mi y mi pareja claro, los alacranes no tienen alas así que seguiré sin pisar la cárcel y aquel señor ahora es víctima del escarnio público.
Finalizo diciendo que aquí en Guadalajara decimos Sí al Bes
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