Entre brujas y café las letras no tardan en llegar.

Se aferran los días a mi cuerpo, como si algo muy en lo profundo no deseara que el calendario siguiera con su marcha y quedarnos suspendidos en el tiempo, hemos esperado tanto este momento, hablado, imaginado, escrito, que ahora que está por cumplirse por hacerse realidad, me gustaria no puedo negarlo, tener más a favor para pasarlo juntos, para seguir disfrutando de este maravillosos suceso que ocurre aún dentro de mí, nos esperan más cosas, nuevas experiencias y el natural temor a no saber que haremos, como es que se hace lo más elemental, empieza una etapa de aprendizaje inolvidable, interminable, y ciertamente deseado.
Pasan los días y se acortan las posiciones para dormir, las piernas suspendidas en la pared, los movimientos alienígenas en el vientre. los caminados graciosos, el cansancio extremo, cómo serás mi pequeño Cacahuate, pensar que hace ya tanto que dejaste de parecerte a uno y que tomaste la forma de un ser humano perfecto, pensar que mientras más se acorta el tiempo más sueño con tu pequeño rostro, con tus ojitos que espero sean como los de tu padre, con esa mirada que tanto me ha enamorado, o esa sonrisa que me derrite, cómo será la tuya, cómo serán tus manos, y tus labios, y tus mejillas, son tantos los deseos de conocerte y tanta la nostalgia de tener que dejarte salir de ese santuario que tú has venido creando, que mejor me detengo y voy a soñar con nuestro encuentro hasta que este se haga finalmente realidad.