Entre brujas y café las letras no tardan en llegar.

Estoy sentada junto a mi ventana, sintiendo el frio de lluvia y pensando, pensando en que a veces nos hace falta este golpe de la vida para empezar a valorar lo que tenemos frente a ella, , ahora veo a mi madre, acostada en la cama, sitiándose tan mal, tan agotada, pienso en que este fue un alto que le puso la vida, un decirle que tiene que disfrutar mas y trabajar menos, y fue para nosotros un aviso de que podemos perder en un momento aquello que tanto queremos, creo que ha llegado la hora de los reconocimientos más allá de los reclamos, pienso en como he pasado tanto tiempo molesta con ella por muchas de las decisiones que al tomarlas poco a poco me fue dejando a un lado, siempre tuve esa visión cuadrada de mi vida y la vida de mi madre, hasta que ahora, viéndola tan vulnerable, me doy cuenta de que si ha llegado a este punto es porque nunca ha dejado de luchar, de aferrarse por salir adelante, por sacar a su familia adelante aunque a veces esto resultara prácticamente imposible, pensar en todas las veces que se ha sacrificado por nuestro bienestar, es el momento de reconocer sus desveladas para que el vestido para la fiesta quedara perfecto, o para que el dinero alcanzara para los regalos navideños; las cosas siempre suceden por una razón importante, y para mi esta razón es valorar todo lo que me ha dado esa señora que ahora se siente tan mal y que lucha por seguir saliendo adelante como lo ha hecho desde el momento en que vino a este mundo, es sentarme a escuchar como es que se unió a mi abuela para que su hogar nunca se viniera abajo, como desde pequeña tuvo que aprender a llevar las riendas de un hogar porque mi abuela tenia que trabajar, y como al enterarse que yo venia en camino no bajo los brazos y cuido de su cuerpo y de mi desarrollo para que viniera sana y feliz, o el como se mataba trabajando para que cada año pudiera tener una gran fiesta, para que jamás me faltara absolutamente nada y para que nunca tuviera esa responsabilidad que le dieron a ella antes de poder disfrutar de su adolescencia, pienso que he sido tan injusta con ella, que le he quitado tantos meritos, y sé que aún no es tarde para reconocerla, para hacerla sentirse amada, respetada y apoyada, me toca regresar todas esas cosas que ella sin pedirme ni siquiera un abrazo de recompensa me dio y me sigue dando cada que abraza a mi hijo y miro esos ojos ese brillo de orgullo, cada que lo presume con la familia, cada que dice mi nieto esta hermoso y consentido, o como se sorprende con las sonrisas de mi pequeño, y como me va explicando las cosas de su desarrollo y como ahora empieza a compartirme como ha sido su paso por la maternidad, me duele mi madre, me duele verla enferma, pero aún la tengo, y la tendré por muchos años más pues lucharé junto a ella para vencer todo lo que sea necesario vencer, es el momento de hacer ese paso, de dar ese paso que me una a la persona de la que nací, Gracias Dios vida destino por esta oportunidad de reflexión, gracias por hacernos entender lo frágil que es la vida y lo rápido que se nos va, gracias por darme la oportunidad de entender que si soy la persona que soy es gracias a esa mujer que ahora necesita que la amen más que nada y por todo. Gracias por que aún es tiempo de demostrarnos este amor.